En vista que la blogosfera ofrece la oportunidad de hacer lo que a uno se le da la gana, con el plus de embarcar a los amigos con listas inútiles pero divertidas, me propuse enumerar a los diez villanos cinematográficos que me hubiera gustado ser en algún momento de mi vida. Ojo, por villano no entiendo al antihéroe, así que Alex de Naranja Mecánica y todos los señores de Perros de Reserva quedan pendientes para una futura lista de gandallas encantadores. Invito a quien lea mi decálogo aspiracional de sujetos perversos a que haga lo mismo, y me permito señalar con mi dedo flamígero a los siguientes escribientes que deberán hacer su lista. Espero que ellos hagan lo propio y señalen sus propias víctimas, mis invitados son:
El señor Vega.com, mi querida Paola, la Señorita Insania, y la Señorita Dulza, para irla conociendo mejor.
El señor Vega.com, mi querida Paola, la Señorita Insania, y la Señorita Dulza, para irla conociendo mejor.
Dejo esta responsabilidad en sus manos, y para los lectores ocasionales o de cajón, mis
DIEZ DESALMADOS CINEMATOGRÁFICOS
Décimo lugar. Bufallo Bill (Ted Levine) de El Silencio de los Inocentes (Silence of the lambs), no reconozco en mi personalidad el impulso por vestirme de mujer –todavía- ni el de desollar personas para hacerme un traje de piel, pero si me dan muchas ganas de bailar encuerado mientras canto Good bye hoooooorses.
Noveno lugar. Leather Face, de Masacre en Texas (Texas Chainsaw Masacre). La máscara me da asco, pero sí se me antoja usar una motosierra en la humanidad de algunos hippies gringos .Obviamente, me refiero a la versión de Tobe Hooper, de la versión moderna se me antojan otras actividades menos sangrientas y más divertidas.
Octavo lugar. Max Cady (que debería apellidarse Candy, para ser aún más perverso, Robert De Niro). De adolescente me sorprendí con la transformación de De Niro en Cabo de miedo (Cape fear) y alguna vez juré que me vengaría de un güey que me bajó una chica del cch (Mayra para mayores referencias). Para ello me pondría mamey, fumaría puro y me tatuaría mensajes bíblicos en los antebrazos, perfeccionando además, mis dotes de gandalla y majadero. Pero algo pasó y me convertí en el Robert de Niro de Despertares (Awakenings).
Séptimo lugar. Harlen Maguire (Jude Law) en Camino a la perdición (Road to perdition). He aquí a un gangster más cabrón que bonito –y muy bonito por cierto- torvo y cínico, que gusta de perpetuar sus crímenes con hermosas fotografías –se llama a sí mismo un artista del homicidio- , se viste a toda madre y lanza hermosas ráfagas de plomo con su ametralladora. Su muerte es espectacular.
Sexto Lugar. El Joker de Batman y el escritor-conserje de El resplandor (The shinning). Aquí hay un empate, hermanado nada más y nada menos que por el rostro de demente más entrañable del séptimo arte: Jack Nicholson. Mis momentos favoritos son cuando el Joker –quien tiene por amante a Jerry Hall- hace destrozos en el museo de Ciudad Gótica, sembrando la galería de arte con cadáveres de snobs (estaría poca madre hacer eso en Casa Lamm). De El resplandor, la escena que quisiera repetir mil veces (ante el maestro Kubrick) es cuando Jack Torrance (así se llama nuestro héroe), hacha en mano, persigue a su histérica esposa, y tras derrumbar un pedazo de la puerta se asoma y dice con dulzura “Honey I’m home”.
Quinto lugar. Blanche Hudson (Joan Crawford) de ¿Qué pasó con Baby Jane? (What happend with Baby Jane?). En un afán de no ser sexista me di a la tarea de pensar en una villana y pensé inmediatamente en las hermanas Hudson, encontrando más perversa a la hipócrita mosca muerta que hiciera la hermosa Joan Crawford, quien, gracias a su envidia y dipsomanía, desata la locura de la terrorífica Baby Jane (Bette Davis).
Cuarto lugar. El Jaibo de Los Olvidados. Por mucho, el villano más desalmado del cine mexicano.
Tercer lugar. El Detective Stansfield (Gary Oldman) en El perfecto asesino (León o The Professional). Muchas veces me he descubierto imaginado que soy un policía corrupto y que asesino despiadadamente a inocentes y culpables mientras escucho a Beethoven en un walkman y disfruto de unas anfetaminas o unas tachas. Los judiciales mexicanos hacen lo mismo, pero sin Beethoven.
Segundo lugar. Lucio el Guapo (Rodolfo Acosta) en Aventurera, el padrote que corrompe a Ninón Sevilla ¿Hace falta decir más?
Y como Primerísimo lugar:
Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) en cualquier película de la trilogía, pero en particular en El silencio de los Inocentes (ver décimo lugar) cuando se da a la fuga y desprende el rostro de un policía. El encantador Dr. Lecter es el Rey de Reyes de los psicópatas; amante del arte, asesino en serie y caníbal gourmet. Su finísima personalidad es ampliamente respetada en el Club Privado de los Dandys del Infierno. El de hecho es un dandy.
Décimo lugar. Bufallo Bill (Ted Levine) de El Silencio de los Inocentes (Silence of the lambs), no reconozco en mi personalidad el impulso por vestirme de mujer –todavía- ni el de desollar personas para hacerme un traje de piel, pero si me dan muchas ganas de bailar encuerado mientras canto Good bye hoooooorses.
Noveno lugar. Leather Face, de Masacre en Texas (Texas Chainsaw Masacre). La máscara me da asco, pero sí se me antoja usar una motosierra en la humanidad de algunos hippies gringos .Obviamente, me refiero a la versión de Tobe Hooper, de la versión moderna se me antojan otras actividades menos sangrientas y más divertidas.
Octavo lugar. Max Cady (que debería apellidarse Candy, para ser aún más perverso, Robert De Niro). De adolescente me sorprendí con la transformación de De Niro en Cabo de miedo (Cape fear) y alguna vez juré que me vengaría de un güey que me bajó una chica del cch (Mayra para mayores referencias). Para ello me pondría mamey, fumaría puro y me tatuaría mensajes bíblicos en los antebrazos, perfeccionando además, mis dotes de gandalla y majadero. Pero algo pasó y me convertí en el Robert de Niro de Despertares (Awakenings).
Séptimo lugar. Harlen Maguire (Jude Law) en Camino a la perdición (Road to perdition). He aquí a un gangster más cabrón que bonito –y muy bonito por cierto- torvo y cínico, que gusta de perpetuar sus crímenes con hermosas fotografías –se llama a sí mismo un artista del homicidio- , se viste a toda madre y lanza hermosas ráfagas de plomo con su ametralladora. Su muerte es espectacular.
Sexto Lugar. El Joker de Batman y el escritor-conserje de El resplandor (The shinning). Aquí hay un empate, hermanado nada más y nada menos que por el rostro de demente más entrañable del séptimo arte: Jack Nicholson. Mis momentos favoritos son cuando el Joker –quien tiene por amante a Jerry Hall- hace destrozos en el museo de Ciudad Gótica, sembrando la galería de arte con cadáveres de snobs (estaría poca madre hacer eso en Casa Lamm). De El resplandor, la escena que quisiera repetir mil veces (ante el maestro Kubrick) es cuando Jack Torrance (así se llama nuestro héroe), hacha en mano, persigue a su histérica esposa, y tras derrumbar un pedazo de la puerta se asoma y dice con dulzura “Honey I’m home”.
Quinto lugar. Blanche Hudson (Joan Crawford) de ¿Qué pasó con Baby Jane? (What happend with Baby Jane?). En un afán de no ser sexista me di a la tarea de pensar en una villana y pensé inmediatamente en las hermanas Hudson, encontrando más perversa a la hipócrita mosca muerta que hiciera la hermosa Joan Crawford, quien, gracias a su envidia y dipsomanía, desata la locura de la terrorífica Baby Jane (Bette Davis).
Cuarto lugar. El Jaibo de Los Olvidados. Por mucho, el villano más desalmado del cine mexicano.
Tercer lugar. El Detective Stansfield (Gary Oldman) en El perfecto asesino (León o The Professional). Muchas veces me he descubierto imaginado que soy un policía corrupto y que asesino despiadadamente a inocentes y culpables mientras escucho a Beethoven en un walkman y disfruto de unas anfetaminas o unas tachas. Los judiciales mexicanos hacen lo mismo, pero sin Beethoven.
Segundo lugar. Lucio el Guapo (Rodolfo Acosta) en Aventurera, el padrote que corrompe a Ninón Sevilla ¿Hace falta decir más?
Y como Primerísimo lugar:
Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) en cualquier película de la trilogía, pero en particular en El silencio de los Inocentes (ver décimo lugar) cuando se da a la fuga y desprende el rostro de un policía. El encantador Dr. Lecter es el Rey de Reyes de los psicópatas; amante del arte, asesino en serie y caníbal gourmet. Su finísima personalidad es ampliamente respetada en el Club Privado de los Dandys del Infierno. El de hecho es un dandy.
2 comentarios:
Jajaja, acepto su invitación a postear sobre mis 10 villanos favoritos...Pero mis villanos van a estar bien mamuK...Total, a ver que sale. Gracias por el Link! Pronto actualizaré mi lista tmb =)
Creo, maese, que le faltó Patrick Bateman, es un hijo de puta con gustos musicales infames, pero eso de los hachazos está de poca madre.
Saludos.
Guillermo
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