
Amigos y lectores, sirva este post para ofrecer una sentida disculpa a todos y cada uno de quienes se han tomado la molestia doble de leerme y ofrecerme un comentario. Sucede que su servidor es un analfabestia funcional, ignorante de cómo administrar un changarro de este calibre (mi cabeza peligra, puede rodar en cualquier momento y el administrador de este Club Privado será entonces una persona más entendida en estos menesteres). Esto viene a colación ya que apenas ayer me di cuenta que la ingeniería de este blog permite moderar comentarios, de tal modo, había una lista de más de veinte comentarios que yo ignoraba que estaba ignorando.
Sumando esta penosa situación a mis malos modales, no es descabellado que alguna de las personas hayan pensado que soy un mamón (de hecho lo soy, pero por otras razones) y un descortés.
Dicho lo anterior, pido sentidas disculpas al maestro Vega.Com –quien supongo por eso me ha castigado con el látigo de siete puntas de su aristocrático desprecio-, a mi querida Yas-Mina (a quien le debo un libro y una parranda de bajos fondos), a Dandychica, a Javier, a Miss Insania, A Claudiña, Manolito –no el de Mafalda, aclaro- a mi carnal Luqui, y en general a todos, a quienes no tengo el gusto de conocer personalmente también.
Para resarcir dicha falta, publicaré en breve una de mis aventuras inéditas, misma que solo conocen cuatro personas:
Historia del playback (sexual), espérenla.
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