miércoles, septiembre 20

Santo Sabina

Desde hace tiempo quería expresar mi admiración por cierto vampiro madrileño llamado Joaquín y apellidado Sabina. Como llevo días cavilando que hacer, o queriendo encontrar una canción que pudiera servir como ejemplo, no he parado de tararear diversos fragmentos de diversas canciones que me gustan, y que creo, no tienen madre. He aquí unas perlas de sabiduria sabinesca, cito un fragmento, doy el título de la canción y luego un comentario.
Viajero que regresas a esa ciudad del Norte
donde una dulce nieve empapa la razón,
donde llegan los barcos cargados de preguntas
a muelles laboriosos como mi corazón.
(Cuando aprieta el frío, o como describir con elegenacia un arrebato de ternura y nostalgia tras inhalar cocaína)

En la posada del fracaso,
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón
y cuando, por la calle,
pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del bolsillo y grita
¿quién me ha robado el mes de abril?
(¿Quién me ha robado el mes de abril?, Pura, total y absoluta nostalgia)

En tiempos tan oscuros nacen falsos profetas
y mucha golondrinas huyen de la ciudad,
el asesino sabe más de amor que el poeta
y el cielo cada vez está más lejos del mar.
(Siete crisantemos, madrazo lapidario, tan hermoso como cruel: el asesino sabe más de amor que el poeta)

Padre nuestro que estás
en los hoteles de paso,
en las ojeras, en las sabanas y en los vasos.
(Seis de la mañana, o como hacer una declaración de principios y amor a la vida en tres versos)

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.
(Contigo, eso es el amor)

Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto
sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.
(Y sin embargo, y eso es el desamor)

Esta es la canción de las noches perdidas,
lleva un crisantemo ajado en la solapa,
se sube a la cabeza como ciertas bebidas,
se pega a la desilusión como una lapa,
canta la canción de las noches perdidas,
quema como el gas azul de los mecheros,
sirve para echar vinagre en las heridas,
miente como mienten todos los boleros.
Y tiene nombre de mujer
como mi corazón, como tu olvido,
los fugitivos del deber
no tienen más amor, que el que han perdido.
(La canción de las noches perdidas, puta madre, que chingón)

Corre dijo la tortuga, atrévete dijo el cobarde,
estoy de vuelta dijo un tipo que nunca fue a ninguna parte.
Sálvame dijo el verdugo, sé que has sido tú dijo el culpable.
No me grites dijo el sordo, hoy es jueves dijo el martes
y tú no te perfumes con palabras para consolarme
déjame sólo conmigo,
con el íntimo enemigo
que malvive de pensión
en mi corazón,
el receloso, el fugitivo, el más oscuro de los dos,
el pariente pobre de la duda.
El que nunca se desnuda
si no me desnudo yo,
el caprichoso, el orgulloso,
el otro el cómplice traidor.
(Corre dijo la tortuga, ¿acaso este carbón me lee la mente?)

errante como un taxi por el desierto,
quemado como el cielo de Chernovil,
solo como un poeta en el aeropuerto…,
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
Inútil como un sello por triplicado,
como el semen de los ahorcados,
como el libro del porvenir,
violento como un niño sin cumpleaños,
como el perfume del desengaño…,
así estoy yo, así estoy yo, sin ti.
(Así estoy yo sin tí, o como decía Vicente Aleixandre, "no es lo mismo estar solo que estar sin tí)

Algunas veces vuelo
y otras veces
me arrastro demasiado a ras del suelo,
algunas madrugadas me desvelo
y ando como un gato en celo
patrullando la ciudad
en busca de una gatita,
a esa hora maldita
en que los bares a punto están de cerrar,
cuando el alma necesita
un cuerpo que acariciar.
(Que se llama soledad, en efecto, no podría llamarse de otro modo)

No hay comentarios.: