jueves, marzo 8

Algunas notas sobre narcolepsia

No estoy borracho, pero como si lo estuviera. Me encanta estar cansado, agotado, tanto como para dormirme súbitamente. Qué sensación tan cabrona es la de sentir sueño cuando vas manejando y te permites cerrar los ojos durante un par de segundos. Cuando eso me pasa pienso en el hermoso James Dean y pienso que si tuviera que morir en un accidente automovilístico, ojalá hubiera sido estrellándome con él, atravesar el parabrisas como un proyectil y verlo a los ojos. Y cuando pienso en James Dean no puedo evitar pensar en River Phoenix. Cuando era niño mi madre me dijo que yo me parecía a su personaje en Cuenta Conmigo (Stand by me). Años después vi mi Camino de Sueños (My Own Private Idaho) y a la mitad de la película ya sabía que siempre la contaría entre mis favoritas y que algo me unía al increíble y superchingón personaje de Mike: la narcolepsia.

Pues sí, así como en algún momento los gays se deciden a salir del closet, yo hoy he confesado (después de atar muchos cabos) que tengo graves trastornos del sueño, y que lo más seguro es que un día me quede dormido mientras hago algo importante. Ya me he dormido en el metro (de pie), en juntas del trabajo, comiendo, y escribiendo. Ya he confundido lo que sueño cuando duermo por segundos con lo que pasa en el mundo real y he visto como imágenes de lo que sueño se cuelan en las notas que escribo en las juntas del trabajo (como siempre se colaron en los dictados y apuntes escolares).

Espero no quedarme dormido al volante una noche de estas (no chocaría con James Dean), con todo lo enfermizo y seductor que parezca (por momentos fugaces, como todo lo perverso). Pero si aguardo a quedarme dormido muchas veces mientras escribo, como hoy, que siento que manejo, pero no en mi Dandymóvil, sino en el Halcón Milenario cuando entra a velocidad luz, con la diferencia que en lugar de astros convirtiéndose en luces, veo letras convirtiéndose en el primer capítulo de mi novela, al mismo tiempo que me asumo cual miembro de las bandas que escucho (bendito iTunes) mientras escribo. Entonces mi teclado es el piano de Dancing with tears in my eyes (qué cosa más chingona) de Ultravox, y yo soy Brian Molko cantando a dueto con Bowie Without you, I’m nothing: entonces releo lo que llevo escrito mientras escucho Rock and roll suicide de Bowie, o el cover de Perfect day con Duran Duran y las escucho una y otra vez mientras corrijo el texto y fantaseo con que éstos rocks tan chingones terminarán por colarse en estas letras y mi libro quedará de poca madre y que valdrá la pena haber renunciado a mi trabajo para escribir y escribir (el maestro Bowie me dice entonces You’re not alone!!!!).

No he dormido bien ultimamente y se que el cansancio me lo cobrará en algún momento. Me vale madre, yo soy el piano solista y el piloto de carreras de esta laptop y eso es lo único que importa.

Me gustaría quedarme dormido en mi teclado y despertar en sus brazos, como en la canción de José Alfredo Jiménez.

1 comentario:

Javier Armas dijo...

Creo que es de lo más intenso e íntimo que te he leído en este espacio. Salud por tu nueva, reformada - y retorcida espero- vida.