viernes, marzo 14

De tributos a tributos

Cinco nacos asaltan Polanco, o mejor dicho, los guapos del underground atacan de nuevo:
Varsovia 54 junto a David J, y como bonus track, su servilleta.
De izquierda a derecha, Ernesto, Roy (todavía con el pelo largo), Alex, David J, Hugo y Javier.



Pues bien, lo prometido es deuda. Aquí va mi versión de los hechos sobre el polémico reventón en el Hard Rock, donde fungieron como diyeis Daniel Ash y David J, acompañada de algunas reflexiones sobre Joy Division.
Hace cosa de un mes me enteré que vendrían los ex Love And Rockets a este evento, pero mi mayor soorpresa fue que mis bróders de Varsovia 54 serían parte de los teloneros. Para quien no lo sepa Varsovia 54 es una banda que se unió hace muchos años ya para hacer un tributo a Joy Division, a casi una decada, siguen tocando y cada vez lo hacen más chingón. Resulta que en alguna de sus tocadas fueron escuchados por cierto empresario que los contempló para ser parte de este evento, donde también tocarían Las Gorgonas.
No entraré en muchos detalles y trataré de ser concreto en mis apreciaciones. El evento estuvo pasable tirandole a chido, y si se salvó se debió a las bandas que tocaron en vivo. Para empezar la difusión fue muy mala, yo me enteré por mis bróders. El segundo negrito en el arroz era el precio, pero bueno, el Hard Rock no es un lugar barato, eso lo sabemos todos: 280 el boleto, 120 una caguama.
Y el tercer punto a tratar, el más sustancioso, es el desempeño de los ex Bauhuaus (que llegaron tarde, por cierto) al momento de poner sus discos. La gente se prendió en los primeros momentos, para después resignarse a medio divertirse. La razón es simple: cumplieron bien a secas. Nada del otro mundo, cualquier DJ del Dada X lo hubiera hecho igual o mejor.
Y como decía líneas arriba, lo destacable fueron las bandas. En primer lugar tocaron los Varsovios, y como siempre, dejaron el corazón en el escenario, con el plus que el audio era de primera, lo que los hacía sonar más limpios y claros. El público asistente la pasaba a toda madre con los temas de Joy Division, y eso fue realmente agradable, ver como reaccionaba un público que no es el suyo, un público que quizá era la primera vez que los veía. Sin ánimos de azotarme ni de darme baños de pueblo, la gente que acude al Hard Rock no es la misma que va al Dada X, al extinto UTA, o a las fiestas underground donde tocan bandas como ellos. De entrada, los asistentes a este reventón eran banda muy joven, en su mayoría indies, emos y uno que otro fresón, aunque tampoco faltaron los mamones que se las dan de ultracools y más bien son ultrapendejos. Por cierto, mención aparte merece una chaparrita en mallas y tacones que estaba buenísima. En fin, V54 tocó de huevos y con el corazón, hubo encore y toda la cosa.
Posteriormente tocaron las Gorgonas, quienes también lo hicieron muy bien, aunque tenían la desventaja que su material -y su género- no es muy conocido por esos lares. Sin embargo la gente fue respuetuosa con ellos, a excepción de los pendejetes de los que ya hablé antes, que eran los típicos cabrones que descalifican a cualquier banda telonera y que ni siquiera son fans de los estelares. Fue muy chido cuando estos fulanos gritaron en coro que ya no quería escuchar otro tema de Las Gorgonas y el vocalista respondió, "pues se chingan".
Como ya mencioné, luego vinieron los célebres personajes a cumplir como no queriendo la cosa. Por cierto, el personal del Hard Rock no tuvo la delicadeza de programar música para los intervalos y repitieron hasta el cansancio un cd de Los Smiths. En suma, el evento fue de más a menos, y al respecto tengo un par de reflexiones.
La primera, que el punch de las bandas en cuestión, bandas con un origen subterráneo fue lo que rescató aquella noche del marasmo, y lo segundo que esta pequeña anécdota retrata a la perfección lo que es el mundillo del rock "mainstrem" y el underground. Mientras que Varsovia y las Gorgonas levantaron el evento (evidentemente mal organizado y con el único fin de sacar lana sin esforzarse en hacer algo de calidad), el empresario los trató como si les estuviera haciendo el favor al invitarlos, negándose a pagarles y alegando que el evento "no le había salido", como si esa fuera la razón para no pagar por un trabajo ya hecho (y muy bien hecho, por cierto).
Dos semanas después acudí con Ernesto a un toquín tributo a Joy Division, en el marco del FICCO y en relación al estreno de Control, película sobre la vida de Ian Curtis. El cartel anunciaba a los siguientes grupos: Yo soy Dios, Disco Ruido, Los Fancy Free y Los Dinamite.
Decir que Joy Division se ha puesto de moda no es descubrir el hilo negro, eso es evidente, por ello no me sorprendió que el lugar estuviera lleno. Lo que si fue una sorpresa (y desagradable) fue la calidad de lo escuchado. El primer grupo fue nefasto. A mi entender, se le hace tributo a una banda fundamental para quien rinde el tributo. Sin embargo el vocalista de este grupillo -un front man bastante malito, por cierto- leía las letras de Joy Division en la pantalla de una lap top, para luego, cuando notaba la falta de atención del respetable, quitarse la camisa y gritar !Hey motherfuckers!, para finalmente dejarse caer a los brazos de un gentío que no lo llamaba.
Putísima madre, de pena ajena.
Los grupos posteriores lo hicieron mejor, en especial los Fancy Free, en quienes si se notaba una influencia directa de la banda, incluso se sacaron un as de abajo la manga al tocar un a versión rockerona y cruda de New Order, en general me gustó mucho su interpretación, excepto cuando una chica se subió en franco palomazo y se dirigía al público en un pésimo inglés. Como dicen los fresas, Nada que ver. Disco ruido cumplió con discreción y ganas, y Los Dinamite, aunque comenzaron bien, al final me aburrieron. Por lo menos los tragos aquí fueron más baratos.


No hay comentarios.: