El Club Privado de los Dandys del Infierno desea que todos sus lectores celebren el día del amor en compañía de su objeto de deseo, y que este delicioso día sea una fecha pletórica en felicidad y parabienes. A manera de un humilde obsequio para las exquisitas féminas y los distinguidos caballeros que nos favorecen con su presencia y generosa lectura, la administración del Club pone a su disposición una serie de bellos pensamientos de uno de los creadores más respetados y queridos por todos los dandys del infierno (dueño de una prosa delicada, sensible y muy refinada, hay que decirlo). Huelga decir que el autor en cuestión es toda una autoridad en aquello que llamamos amor y no es más que una cosa esplendorosa. Ustedes disculparan, pero no pudimos resistirnos a celebrar este día. ¿Cursis? quizá, ¿qué le vamos a hacer?
"Desde muy joven lo entendí: dejé de buscar a la chica de ensueño… sólo quería una que no fuera una pesadilla."
"Yo duermo boca abajo. Una vieja costumbre. He vivido con demasiadas mujeres desquiciadas y debo proteger mis partes."
"Lo confieso: el amor, ese brebaje dulzón, no es para tipos como yo, tipos con los dientes rotos, las mentes rotas y los destinos rotos."
"Yo siempre disfrutaba más estando en casas de mujeres que cuando ellas estaban en mi casa… cuando yo estaba en su casas siempre me podía marchar."
"El amor, le había dado el amor, es decir, la pérdida del humor, del sentido común, de la prudencia, en fin, de toda capacidad para defenderse… y esa mujer no merecía suerte tan mala como aquella."
"Mientras encendía el coche, Lidia lo golpeaba con sus puños y me maldecía. Miré por el retrovisor y la vi empapada por la lluvia, de pie, solitaria, inmóvil con su minifalda azul y sus calzones en la mano… se me empezaron a contraer las tripas… la acababa de aborrecer y ya la extrañaba ¡Dios mío!... estaba enamorado."
El autor de estas bellas frases, es el romántico empedernido conocido de todos ustedes: Charles Bukowski.
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