viernes, junio 1

Un texto inédito para el HOTEL SAVOY y su infame clientela

Pues no hay plazo que no se cumpla y como lo prometido es deuda, aquí esta el texto que oficialmente inaugurá el Hotel Savoy. Hasta ahora este texto había permanecido inédito ya que supuestamente iba a aparecer en las páginas de La Mosca, pero como eso nunca ha pasado (ni pasará, diría Don Teofilito), decidí que es el ideal para engalanar este blog.

Why can't I be you?

Camino erráticamente, cruzo la cortina del sanitario en el Bar Piraña, me bajo la bragueta y me la saco. Apunto al indefenso Pato Purific y comienzo a orinar. La pasta azulosa se desintegra en partículas y burbujas verdes, me río y recuerdo mis clases de teoría del color, cuando iba en la secundaria, más específicamente en el taller de artes plásticas, en 1987. Curiosamente no recuerdo cuántos tragos he bebido. Pérdida involuntaria de la memoria a corto plazo, pienso, al recordar cosas de hace veinte años, y no de hace veinte minutos.

Termina un tema de los B’52 (¿Rock lobster?, ¿Planet Claire?) y entonces comienza aquella canción entrañable, también de 1987.

Why can’t I be you?
es una de mis canciones favoritas de The Cure, y en general, de aquellas que escuché en mi adolescencia. Para algunos fans puristas es boba y demasiado alegre. Lo cierto es que mi primer contacto con The Cure no fue ni melancólico, ni denso. Antes de conocer al Robert Smith oscuro y romántico, conocí al que echaba desmadre, bailando disfrazado como oso o gato (nunca lo supe). Y es que esa vez, ese encuentro fue mediante un videoclip.

Hugo fue el primero de todos mis amigos en dejarse seducir por el underground. Era bien parecido y bastante simpático, solía pintarse los ojos, vestir abrigo negro y peinarse a la Duran Duran. Entonces iba en el CCH Naucalpan –era mayor que yo- y una tarde llegó a la casa con una cinta beta, con videos grabados del entonces inaccesible MTV. “Les voy a poner algo muy bueno”, nos dijo. Pero en la pantalla apareció el descomunal pito de John Holmes, acariciado a cuatro manos por dos féminas. “Espérense, voy a adelantarle”. Pulsó stop y dejó correr la cinta hasta un punto indeterminado. Y de ahí emergió aquel Balú con los ojos pintados, contoneándose ante el lente de la cámara.

El álbum Kiss me, kiss me, kiss me, aún hoy día es una obra extraña y ecléctica, que lo mismo transita por episodios densos como melancólicos o tiernos; que conjuga afortunadamente el rock más oscuro con algo muy sabroso, muy pop, de tintes infantiles y funquis; dónde cohabitan sin problema los ácidos acordes smithianos con alegres metales. Y Why can’t I be you? resume lo anterior a la perfección.

Con el tiempo adquirí la revista Atonal dedicada a ese lp. Ahí no sólo venían las letras, sino también las traducciones. Y supe entonces que Why can’t I be you? Era una canción de amor, de devoción absoluta, de un tipo apasionado a tal punto, que desea devorarse a una chica que es maravillosa y demasiado buena para ser de verdad; que desea usurpar su cuerpo, ser ella. Yo entonces no creía que ese tipo de amor fuera posible, hasta que años después me enamoré como un idiota (disculpas por el pleonasmo, pero como diría Pablo Neruda, así amo, porque no se amar de otra manera).

Así entonces Why can’t I be you? se convirtió en una especie de indicador de mis enamoramientos, el soundtrack de mis noviazgos. Cada vez que la atracción por una mujer me generaba la sensación de “tener hambre otra vez”, sabía que estaba enamorado. Cada vez que una vieja hacía cualquier cosa ordinaria y sin chiste, y eso me parecía irresistible, sabía que me habían conquistado y me tenían comiendo de su mano.

Hasta que mi querido Huguito murió en un accidente. Tenía 30 años entonces, y yo 27. Ahora yo tengo 32 y soy mayor de lo que él nunca pudo.

Desde entonces, cada vez que se me aparece Robert Smith vestido de oso, o cuando comienzan las primeras notas de Why can’t I be you? No puedo evitar transportarme a esos momentos de adolescencia y primeros amores, de felicidad absoluta, al tiempo que me invaden los embates de la pena por la muerte de mi amigo de la infancia, y siento ganas de reír y llorar al mismo tiempo. Desde entonces ya no me parece una canción demasiado alegre, incluso me es un poco triste. Aún así, siempre me hace sonreír. Como hoy, esta noche en la que estoy borracho en el baño del Bar Piraña y a mi lado creo ver a un cabrón peinado a la Duran Duran, que lleva los ojos pintados y un abrigo negro, orinando al lado mío y apuntándole a la misma víctima, mientras se ríe conmigo.

Aunque lo cierto, es que un solo chisguete de orina es el que desintegra al Pato Purific, en partículas y burbujas verdes.


You’re simply elegant!

Descanza en paz mi querido Piedritas.


7 comentarios:

Atzin dijo...

Simplemente, chingón.

Anónimo dijo...

te atrapa hasta que no terminas de leerlo, me gusto mucho

MacVamp dijo...

Estimadísimo Dandy Roger,

Estuve haciendo limpieza en mi template y me di cuenta de que había algunos links con una diagonal de más, es por eso que no podía accesar a tu blog :P Y ahora que puedo visitarte, me encuentro con un cambio de look que me agrada mucho mucho :) Además, leer el primer capítulo de tu novela también me ha traído muchos recuerdos. En otro momento y si me facilitas tu mail, podré comentarte largo y tendido.

Mientras tanto, te dejo montones y montones de BAYA. Es increíble pero te tengo un chingo de cariño :)

Desde una orilla del Mediterráneo español,
Mac

Rogelio Flores dijo...

Hola Mac, me gusta leerte por el myspace, pero más por aquí, ya que aquí nos conocimos (perdón por la cursilería, pero así soy yo). Te mando el mail por un mensaje dle myspace, no sea que las sexys lectoras de este blog me acosen con cartas de amor, jeje.
¿Y sabes? yo también te quiero mucho, te aprecio y te admiro. Por cierto, si vas a venir a México, ya casi es verano!

Bayas por montón también para tí, para Happy Demon y tu Last Rebel.

Anónimo dijo...

Rouge:

Está poca madre, es simplemente precioso...

Secuestras Rogelio, no hay forma de escapar, es necesario seguir leyendo hasta el final. Y como buen secuestrado, termina uno por sufrir contigo el síndrome de Estocolmo. Así que a ver cuándo vemos más!!!!!

Eres un fregón Rogelio Flores, sigue compartiendo, por favor.

Besos,

Laura Altamirano

Anónimo dijo...

es muy bueno, aunque debo confesar que me gustó más la versión platicada frente a frente, con la rola de fondo y unos buenos tragos en las venas...

mmm tengo una sugerencia, pero me la guardo para ahora que te vea, saludotes luna lleneros!

Rogelio Flores dijo...

Todo es mejor con alcohol y música querida.