miércoles, mayo 28

Tragos para todos mis bróders, yo invito

A pesar que mi bróder Manuel está trabajando una supertésis que lo obliga a cumplir muchos trámites administrativos y redactar un sinfin de entrevistas hechas en comunidades indígenas de Guatemala (amén que es un rockstar del mundo académico en Europa, y se la pasa de gira por las universidades más cucas del viejo continente); aún así se da tiempo de mandarme imágenes como la que sigue:

Ruego a quien sepa la dirección de donde se consiguen estas bebidas me lo haga saber a la brevedad, ya que como mis amigos más cercanos lo saben, yo padezco de terribles crudas por lo menos una vez a la semana, amén de otras de las dolencias descritas en tan bonito cartel (afortunadamente no todas).

3 comentarios:

Atzin dijo...

Compañero del alma:
Me da gusto que le haya servido la imagen que le mandé. Ya sabe, así sea a la distancia, me preocupo por su salud.
Finalmente, creo que exageró con lo del “rockstar”, pues más bien soy un aspirante a la Academia, (sí, del nivel de los participantes de ese programa).
Un abrazote y ojalá que los jarros locos le curen sus demás dolencias (sabemos que usted no sufre ni de desveladas ni de cansancios).
M.

Dash dijo...

Pues sin duda parecen ser un remedio a los males que nos aquejan constantemente.
Tenga por seguro camarada Roger, que me daré a la tarea de encontrar dicho lugar; sin importar que tenga que visitar cada garito citadino y probar todas las bebidas...

Rogelio Flores dijo...

Estimado Manolé:
Ahora resulta que te asumes como "la Toñita" de Salamanca. No sea modesto compañero, este blog dejará registro de su vida antes de la fama y fortuna que le depara el futuro. Ya lo veo con Lorenzo Meyer en el canal once, ambos pendejeando a los intelectuales orgánicos del próximo sexenio. Yo para entonces habré desaparecido en el Congo, o por lo menos en la zona del silencio.

Mi Dash:
Aprecio tu diligencia y sacrificio. Yo mismo veré que te sea recompensada esa actitud en el Club Privado de los Dandys del Infierno. Por lo pronto creo que podemos comenzar con las cantinas de tu sagrado barrio, donde por extraño que parezca, nunca me he emborrachado.