domingo, agosto 17

Perro Negro, Negro Perro

El viernes pasado (de lanza) tuve a bien emborracharme de la mejor manera posible, sin haberlo planeado y con poca lana. Fui a visitar a un buen bróder, Rafa Ríos, a su bonito changarro, La Palabreta. La Palabreta es una librería que sólo vende poesía, ubicada en Córdoba y Alvaro Obregón, en la colonia Roma. Si en algo se estiman las recomendaciones de su servidor, recomiendo ampliamene visitar el lugar, la selección de libros es buena y el dueño y anfitrión es a toda madre, y sus recomendaciones también lo son.
Pues bien, no entraré en detalles de cómo fue que terminé felizmente ebrio, pero si de un libro que cayó a mis manos, Tres Poetas Perros, Antología.
Dicho libro ya alguna vez lo había ojeado, principalmente, porque uno de los poetas antologados es un buen bróder, Adrián Román, alias el Negro. Un tipo muy chido, con quien he tratado unas cuantas veces, pero que han sido suficientes para considerarlo un compañero generacional, un buen escritor y una persona a toda madre. Me cae bien pues, y además, celebro sus escritos.
En dicha antología, el buen Negro comparte páginas con otros dos poetas perros, Carlos Reyes Ávila y Carlos Velázquez, formando una triada de cabrones que escriben poemas cabrones. Por cierto, el nombre del sello que los edita es La Cábula Ediciones.
Pues bien, ya con el libro en casita me he dedicado a leerlo y no he podido más que sentir que el Negro es mi bróder (los otros dos autores también me parecieron muy buenos, y ya escribiré de cada uno en otro texto) y que en efecto, es un perro.
Por ello me permitiré citar un par de poemas, con la jiribilla de que cuando anden por la roma se den una vuelta a La Palabreta y se hagan de un ejemplar. Aunque anticipo, esta no es poesía para cursis, ni exquisitos. Dejo pues, un par de muestras de porque este cabrón merece pasar al salón de la fama del box.

CURRÍCULUM
para Chipote, mi bróder

Crecí con la irreverencia de no tener nada.
Todos los tipos sonrientes desconfiaron de mí,
De mi falta de humor, de mi falta de éxito.
Tuve que hacerme a un lado cuando ellos pasaron.
Mi currículum sólo tiene mi nombre.
Cuando la fiesta acabó,
Las mujeres no voltearon a verme.
No pude seguir a aquellos
Que con sólo mover la mano hacía arte.
Entendí que la decadencia llega
En cosa de segundos y no se vuleve a ir.
Que llega, incluso, para los que no recibieron la medalla,
Para aquellos, que como yo, ni siquiera participaron en la carrera.

SE BUSCA EMPLEO

Y un día, sin más, te avisan de las responsabilidades.
Te quieren contagiar su entusiasmo, su paciencia.
Los anuncios en los periódicos te dicen
Que hasta para ser pendejo necesitas requisitos.
Estatura mínima.
Certificado de preparatoria
Sin tatuajes.
Excelente presentación.

Y las secretarias siempre con su
-No se apure, nosotros le llamamos en la semana.
Ahora ya no toco timbres para salir corriendo.
Las pocas veces que me abren la puerta
No se me antoja pasar.

No hay comentarios.: